FICHA TÉCNICA: La obra propuesta
para comentar es la estatua ecuestre de Marco Aurelio. Su autor es anónimo y
fue realizada durante el reinado de este emperador (161-180), aproximadamente
en el año 176. Se trata por lo tanto de un ejemplo de retrato imperial, el único
que conservamos ecuestre, del arte romano.
ANÁLISIS DE LA OBRA: nos encontramos ante una
escultura exenta, realizada en bronce fundido por partes, según la técnica de
la cera perdida, y esambladas con posterioridad. El bronce era dorado
aunque, con el tiempo, ha perdido gran parte de dicha pátina conservando el
color verdoso característico de este metal.
Representa a un hombre, que identificamos
con el emperador Marco Aurelio, sobre un caballo. El emperador, un hombre
maduro aunque no anciano, de cabello rizado y poblada barba, según la moda de
la época, va vestido con túnica corta sobre la que lleva el manto de soldado
y botas de patricio. Sin embargo, a pesar de
estar representado como militar, no porta ningún arma ni atributo
imperial como la corona de laurel o el bastón consular. Con la mirada fija al
frente, el emperador levanta ligeramente el brazo derecho y abre la mano en un
gesto que se puede interpretar a la vez como arenga, como en el retrato de
Augusto en Prima Porta, o como gesto pacificador. Sus piernas se asientan con
seguridad sobre los lomos del caballo, de cuerpo vigoroso y musculado aunque no
excesivamente grande comparado con el jinete, como demuestra el hecho de que
las piernas del mismo cuelguen por debajo de la montura. El caballo presenta
tres patas sobre la base, que le dan estabilidad, mientras que la pata
delantera derecha, la del mismo lado que el brazo levantado del emperador, la
flexiona como si avanzase el paso hacia delante imprimiendo movimiento al
animal. La cabeza del mismo mira al frente marcando un gesto de seguridad en la
zancada del mismo aunque sin violencia. Observamos dos direcciones claramente
definidas en el conjunto: una hacia delante marcada por el impulso del caballo,
que transmite movimiento y determinación, y otra en vertical marcada por el
cuerpo del emperador que transmite estabilidad y serenidad.
COMENTARIO DE LA OBRA: Nos encontramos ante el
único ejemplo conservado de retrato ecuestre realizado en bronce en época
romana. Su identificación errónea con el emperador Constantino lo salvó de
correr la misma suerte que las esculturas en bronce de otros emperadores que
fueron fundidas para reutilizar el metal.
En este retrato, el emperador es representado más como un pacificador que
como un militar, como un filósofo que como el hombre con mayor poder de su
época. El rostro, de mirada serena aunque firme, así como el gesto de levantar
la mano transmite la imagen de un hombre que lleva la paz, aunque no la impone
a través de las armas, ausentes en la obra. Trata de representar a un hombre
que persuade como haría un filósofo más que imponerse por la fuerza como haría
un militar. De ahí la representación del emperador siguiendo el modelo de los
filósofos estoicos de la época con pelo abundante y rizado y poblada barba,
características que se generalizaron a partir del reinado del emperador
Adriano, el otro emperador filósofo. Desde el punto de vista plástico, el uso
de la barba y el pelo abundante contribuyen a enriquecer el modelado con
efectos de luces y sombras, al igual que los numerosos pliegues de túnica y
manto, así como la musculatura enérgica del pecho del caballo.
Sabemos que la escultura no ha llegado tal
como fue concebida originalmente, de manera que a la escultura del emperador y
del caballo se añadía una tercera, situada bajo la pata levantada del caballo,
que representaba a un bárbaro vencido, y de cuya existencia sabemos gracias a
una descripción medieval realizada en el año 1140 (Mirabilia urbis Romae)
por lo que podemos deducir que, al menos hasta esa fecha, el grupo escultórico
se conservó intacto. Esta tercera escultura inexistente completaría la
representación del emperador como pacificador del imperio, en una época en el
que éste comenzaba a verse seriamente amenazado en su frontera oriental por las
incursiones de los pueblos bárbaros a los que tuvo que dedicar gran parte de
sus esfuerzos militares este emperador.
Nos encontramos, por lo tanto, ante una
escultura que presenta una clara finalidad propagandística de manera que
recurre a la representación idealizada del emperador. Todo en ella está
sabiamente estudiado, el gesto del emperador y la actitud del caballo para
transmitir seguridad, grandeza, a la vez que veracidad y nobleza en un
emperador que sabe ser enérgico en la guerra como magnánimo en la paz.
CONCLUSIÓN: Como he mencionado anteriormente, esta escultura fue fruto de un afortunado
error, ya que las otras, que estaban expuestas en plazas y foros romanos,
fueron fundidas y su bronce sirvió para hacer otras obras. Sabemos que estuvo situada muy cerca de la casa natal del
emperador hasta que en 1528 Miguel Ángel la hizo trasladar para ocupar el centro
de la plaza del Capitolio diseñada por él y en la que la estatua del supuesto
Constantino debía ocupar un lugar central de honor. Hoy en día dicho espacio es
ocupado por una copia de la misma estando la original conservada tras una
restauración en el Museo Capitolino en la misma plaza.
Mejor (10)
ResponderEliminarPróximo trabajo sobre Arte Paleocristiano - Bizantino - Islámico: Alhambra.
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